Techo de Cristal. Suelos pegajosos. Parte I

Techo de Cristal. Suelos pegajosos. Parte I

Cuando en pleno siglo XXI, soñar sin límites no es para el género femenino

Parece mentira que el concepto de Techo de Cristal o Glass ceiling acuñado en el siglo pasado, por Marilyn Loden, hace ya unos 45 años, aún hoy en día siga vigente. Y es que, a pesar de que, durante este tiempo, la sociedad está cada vez más implicada y lucha por alcanzar la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, todavía falta mucho camino por recorrer si queremos que una joven pueda soñar su futuro sin límites.

Los datos, extraídos del informe del Instituto Europeo para la Igualdad de Género de 2021, muestran la realidad del techo de cristal. Y es que, tan solo el 6% de las compañías del Stoxx Europe (índice bursátil que tiene un número fijo de 600 componentes que representan a las empresas de gran, media y pequeña capitalización en 17 países europeos), está dirigido por mujeres. Solo 130 de estas 600 empresas tienen al menos una mujer ocupando un cargo de ejecutivo o de dirección de operaciones.

Pero ¿Qué es el techo de cristal?

El techo de cristal hace referencia a “la limitación velada del ascenso laboral de las personas dentro de las organizaciones. Se trata de un techo que limita sus carreras profesionales, difícil de traspasar y que les impide seguir avanzando. Es invisible porque no existen leyes o dispositivos sociales establecidos y oficiales que impongan una limitación explícita en la carrera laboral a las mujeres.”

Este techo de cristal se construye sobre factores culturales, empresariales y sociopolíticos, algunos más fáciles de detectar que otros. Entre estos factores destacan:

  • el sexismo en la distribución del empleo masculino y femenino (mujeres dedicadas a servicios con sueldos más bajos en profesiones donde raramente hay empleados masculinos, mientras que los hombres ocupan puestos en las áreas de las ciencias, en la política… (si tenéis curiosidad podéis leer sobre el experimento realizado por la investigadora Corinne Moss-Racusin: Efecto Jennifer-John, (https://www.exactas.unlp.edu.ar/articulo/2017/4/13/john_or_jenniffer__2)
  • el modelo masculino de mundo laboral: Según este modelo, al ser los hombres más competitivos parecen más adecuados para el liderazgo.
  • las políticas corporativas que no siempre son inclusivas ni atienden al bienestar integral en la empresa.

El techo de cristal en España

En España hay casi 9,5 millones de mujeres trabajando, según los datos del cuarto trimestre de 2021 de la Encuesta de Población Activa (EPA), por casi 11 millones de hombres. A pesar de que el nivel formativo es mayor –cerca de la mitad de las mujeres activas tienen estudios superiores– los salarios medios y la presencia en puestos de responsabilidad no se corresponden. Según el INE, solo el 6,1% de los presidentes de las empresas del Ibex 35 son mujeres. Es decir, tres mujeres han logrado superar ese techo de cristal en las grandes empresas del país.

Las razones, de nuevo, son múltiples. Y aquí es donde entra en escena la segunda metáfora que expresa otro tipo de barreras a las que las mujeres se tienen que enfrentar a lo largo de su carrera profesional: los suelos pegajosos.

Suelo pegajoso o sticky floor

Este es un término relacionado con la desigualdad de género en el mercado de trabajo. Este concepto fue introducido por primera vez en 1992 por la doctora en Sociología Catherine Berheide en un informe para Centre for Women in Government.

En concreto, hace referencia a “las dificultades que tienen las mujeres en comparación con los hombres para abandonar los puestos de trabajo más precarios, con mayor temporalidad o con peor remuneración”. Es decir, las estadísticas a nivel global muestran que las trabajadoras son las que ocupan las actividades de la economía informal o los sectores de actividad con peores condiciones, acaparan la mayoría de las jornadas reducidas o empleos temporales y ejercen los roles laborales con remuneraciones más bajas.

De acuerdo con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, de todas las excedencias solicitadas para el cuidado de los hijos en 2020, el 90% fueron solicitadas por mujeres. Además, algo más de dos millones de mujeres trabajan a tiempo parcial (por 700.000 hombres) y un 20% de ellas tiene contratos por horas, lo que limita el desarrollo de sus carreras profesionales.

De esta manera, mientras el suelo pegajoso retiene a las mujeres en determinados puestos de trabajo, el techo de cristal bloquea sus aspiraciones profesionales.

Ambas situaciones se retroalimentan: si las mujeres asumen más responsabilidades familiares, no tienen la disponibilidad suficiente que requiere un cargo ejecutivo (según el modelo masculino). Y, al mismo tiempo, si tienen mayores obstáculos para escalar en la estructura jerárquica del mercado de trabajo, terminan asumiendo puestos de trabajo más precarios.

En el próximo comunicado… ¿Crees que en Alten existe un techo de cristal?

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