Mujeres que renunciaron a su identidad

¡Es tiempo de Carnaval! Esta celebración con numerosos años de tradición combina elementos tales como disfraces, grupos que cantan coplas, desfiles y fiestas en la calle.

Por unos días, si así lo deseas, puedes adoptar la personalidad y o profesión de otro o bien permanecer en el anonimato oculto tras la máscara. También puedes decidir no disfrazarte, ya que, en esto del carnaval, sabemos que igual que hay partidarios también hay detractores.

Como ya hemos dicho, es tu elección, eres libre de decidir si te disfrazas o no. Pero esa libertad, por desgracia, no la tuvieron numerosas mujeres, que a lo largo de la historia tuvieron que disfrazarse de hombres para poder alcanzar sus sueños, sueños que, al parecer, estaban exclusivamente reservados al género masculino.

Cuando uno indaga sobre la apasionante vida de estas mujeres, se da cuenta de las dificultades, limitaciones e injusticias que tuvieron que padecer, derivadas de la sociedad machista en la que vivían. Y como, gracias a, su valentía, determinación y a la ayuda de hombres que creyeron en ellas y en la igualdad de género, lograron alcanzar sus sueños y romper las barreras de la época en beneficio de las futuras generaciones de mujeres y de una sociedad mucho más rica y plural.

Algunas de ellas llegaron a vivir toda su vida como hombres hasta que la autopsia desveló su sexo, como es el caso del cirujano James Barry, o del músico de jazz Billy Tipton. Otras tuvieron que ocultarse bajo falsos nombres para alcanzar el éxito literario o acceder a competiciones deportivas de hombres. Y en otros casos, cedieron a sus maridos sus ideas, trabajos, en definitiva, sus mentes privilegiadas y el reconocimiento de la sociedad en pos del progreso y avance científico, como es el caso de la primera mujer de Einstein: Mileva Einstein coautora de la teoría de la relatividad.

Uno podría caer en el error de pensar que estas situaciones, solo se daban en épocas pasadas y lejanas, y que ya no ocurren en la sociedad actual. Pero sorprendentemente sigue habiendo casos como el de la escritora de “Harry Potter”, Joane Rowling, que, en sus comienzos, firmó sus obras bajo un seudónimo masculino o la DJ Tatiana que para poder adentrarse en el mundo de la música electrónica tuvo que hacerse pasar por hombre y pinchar como DJ Musikillz.
Estas mujeres llegaron lejos y no fue la consecuencia de hacerse pasar por hombres, sino gracias a sus propias virtudes que lo lograron. El disfraz es exclusivamente para los ojos de la sociedad.

Esperemos que en un futuro nunca tengamos que volvernos a disfrazar para ser respetadas, para hacer lo que realmente queremos, para sentirnos más como nosotras mismas. 

Nos hubiese encantado poder dedicar unas líneas a todas ellas, pero cuando uno se adentra en este fascinante tema, constata que por desgracia la lista de mujeres que tuvo que renunciar a su identidad es muy larga. Os animamos a descubrir por vuestra cuenta sus alucinantes vidas.


A continuación, os dejamos con algunas de ellas.

Jeanne Baret (1740–1807)

La infancia de Jeanne Baret (que llegó a ser conocida como «la mujer de las hierbas») transcurrió entre plantas que la niña aprendió a recolectar y a diferenciar. Aunque nunca recibió una educación formal, la joven adquirió grandes conocimientos de botánica. Disfrazada de hombre y haciéndose pasar por asistente del naturalista y botánico francés Philibert Commerson, emprendió su sueño de convertirse en botánica, embarcándose en una expedición que la convertiría en la primera mujer en circunnavegar el globo en una época en que la armada francesa no permitía la presencia de féminas a bordo de ninguno de sus navíos.

Margaret Ann Bulkley (1799-1865).

Margaret Ann Bulkley, conocida como James Barry, se hizo pasar por hombre para conseguir ir a la universidad a estudiar medicina. Margaret soñaba ser cirujana, algo que era impensable en 1800, por lo que decidió vivir toda su vida como un hombre hasta el momento de su muerte. Su engaño fue descubierto en el momento de preparar el cuerpo para las pompas fúnebres.

Su labor en medicina fue encomiable. Consiguió ser cirujana militar del ejército británico durante la Batalla de Waterloo, y más tarde fue nombrada inspector médico de la Colonia Británica. Fue en este lugar donde realizó una de las primeras cesáreas, en una época donde esta práctica no se realizaba. Después de sus avances en el campo de la medicina, la nombraron Oficial Médico de Primera, pero tuvo que retirarse al contraer la Fiebre Amarilla.

Concepción Arenal (1820 – 1893)

Escritora y activista social. Fue autodidacta y con 21 años tuvo que disfrazarse de hombre para poder ingresar como oyente en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid: se cortó el pelo, se puso levita, capa y sombrero de copa. Sin embargo, el engaño del travestismo no duró mucho, porque el rector de la universidad la pilló y la retó a cursar un examen.

Una prueba que superó con una nota tan brillante que los responsables de la universidad no tuvieron más remedio que dejarla asistir a las clases, pero con muchas limitaciones: tutelada y apartada, tenía prohibido hablar con los demás alumnos y nunca se pudo matricularse ni recibió ningún título. El mensaje le quedó claro: para existir socialmente había que ser hombre. Por eso siguió disfrazándose de caballero para acudir a tertulias políticas y literarias.

Dorothy Lawrence (1896-1964)

Ella estudio periodismo y publicaba para The Times, sin embargo, su sueño era ser corresponsal de guerra, tras pedir ese puesto en diferentes periódicos fue rechazada en todos, por lo que decidió trabajar de manera independiente, sin embargo, la policía francesa la detuvo.
Ante esto, se dio cuenta que como mujer no podría convertirse en corresponsal de guerra, por lo que se disfrazó de hombre con uniforme de soldado británico, convirtiéndose en Smith. Le contó a su sargento antes de que la descubrieran, pero este la declaró como prisionera de guerra.

Caterina Albert i Paradís (1869 – 1966)

Caterina Albert i Paradís es un referente de la literatura modernista catalana que publicaba con el seudónimo Víctor Català. Comenzó a firmar las obras como hombre después de ganar los Jocs Florals de Olot de 1898. Cuando se supo que la pieza ganadora, La infanticida, la había escrito una mujer, hubo un gran revuelo y la censuraron. De hecho, es una obra de teatro que no se representó hasta después de la muerte de la escritora. Caterina Albert fue una autora innovadora, en gran parte por los temas que trataba: la discriminación de la mujer, el deseo femenino, la crítica del matrimonio…, y ya tuvo éxito y reconocimiento en su época.

Solitud se considera su gran obra, traducida a varias lenguas y adaptada al cine. Aunque se sabía que Víctor Catalán en realidad era una mujer, la escritora decidió seguir utilizando el seudónimo para separar la vida privada de la profesional, convirtiéndose en un icono para muchas mujeres del siglo XIX.

Anita Carmona (1908-1940)

En principio, muy jovencita, empezó de masajista en el Sporting de Málaga. Pero quería jugar. Al final, con la ayuda de un sacerdote y de un familiar se vistió de hombre y participó en varios partidos sin que nadie se percatase de su verdadero sexo. Así, hasta que la descubrieron. Tuvo que marcharse y terminó en Vélez-Málaga, donde ‘fichó’ por un equipo en el que estuvo –por descontado, travestida– entre finales de los veinte y principios de los treinta. La llamaban ‘el Veleta’. Fue uno de sus jugadores punteros y, en la práctica, la primera futbolista profesional.

Kathrine Switzer (1947-actualidad)

En 1967, la atleta de 20 años intentó participar en la legendaria maratón de Boston. Las mujeres no podían oficialmente participar por lo que Kathrine se registró como hombre para poder participar. 
Mientras se llevaba a cabo la carrera, un comisario se percató de que se trataba de una mujer, por lo que intentó sacarla de la competencia, esto no lo consiguió debido a que el novio de Kathrine junto con otros corredores la escoltaron hasta la meta. 

Joanne Rowling (1965-actualidad)

Joanne Rowling, quien escribe bajo los seudónimos J. K. Rowling​ y Robert Galbraith, es una escritora, productora de cine y guionista británica, conocida por ser la autora de la serie de libros Harry Potter, que han superado los quinientos millones de ejemplares vendidos. Utilizó el seudónimo conocido a nivel mundial, “J. K. Rowling”, porque hacía menos evidente su género. Su publicista quería que Harry Potter tuviera un público target de hombres jóvenes y por eso la autora decidió acudir al seudónimo.

Tatiana Álvarez

Tatiana DJ se travistió de hombre durante un año para ser valorada por su música y no por su cuerpo. Tatiana se convirtió en Matt Mset, alias Musikillz. Era el año 2006, después de un año actuando como un hombre, consiguió que el público prestara atención a su música, logró lo que quería: fuera del escenario dejó de ser perseguida por miradas lascivas y, encima de él, pudo centrarse en hacerlo bien.

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