La jornada de verano, ese regalo envenenado

La jornada de verano, ese regalo envenenado.

La jornada de verano, esa ansiada concesión que a veces ni siquiera disfrutas, ese regalo envenenado que solo sirve para esclavizarte durante 9 meses en los que no te tienes en pie de sueño, pero piensas, ya dormiré durante el verano (ingenuo!!!!).

Son muchos los diarios, que se hacen eco de que los españoles duermen poco y mal, pero ninguno de ellos nos aporta ninguna solución a la terrible realidad de porqué realmente no tenemos tiempo libre para descansar lo suficiente y menos lo recomendado.

Normalmente cuando entras en un trabajo procuras no hacer muchas preguntas acerca del horario ya que da la impresión de que estas deseando salir y se supone que acabas de entrar. Pero si te lanzas a preguntar y te dicen que hacen 43 horas semanales para poder tener jornada de verano durante 3 meses tu cabeza empieza a sumar y las cuentas empiezan a descuadrar por dos cosas:

  • La suma de las horas de los nueve meses por 43 horas a la semana y la suma de los 3 meses por 35 horas no cuadran las horas anuales. De hecho te excedes por mucho el límite en las horas laborables anuales.

  • Y segundo, Quien piense que en verano saliendo a las 3 de la tarde tiene más tiempo para recuperar sueño y descanso para el resto del año se equivoca.

Si nos ponemos a sumar horas semanalmente:

  • 43 horas laborables + 15 horas (calculando tiempo trayecto al trabajo, ida y vuelta) + 5 horas (comida)=63 horas semanales dedicadas al trabajo.
  • 120 horas hay en una semana – 63 trabajo = 57 horas/ 5 días = 11,4 (redondeemos a 12) horas diarias libres.
  • 12 horas diarias – 8 horas (sueño recomendado) = 4 horas libres al día en el que tienes que conciliar vida familiar, personal, cenar(a veces preparar la comida para el día siguiente), asearte, comprar, limpiar….en definitiva vivir.

Pero no desesperes, que la jornada de verano está cada vez más cerca, y cuando llega y ves esos 45º C en Madrid piensas que lo mejor es quedarte en la oficina a comer, porque se está fresquito y porque no sabes si llegaras sin derretirte a casa, además de la pereza de coger el metro o el autobús o el tren asándote a las 3 o 4 de la tarde. Cuando, en un momento de heroicidad, haces por salir y llegas a casa, muchos de los planes que tenías, empiezan a desmoronarse. Tienes pocos amigos a los que llamar para ir de cañas, porque muchos de ellos están en cualquier sitio menos asfixiándose aquí y con los que están no puedes quedar antes de las 9 de la noche porque hasta esa hora el sol está machacándote.

Y así es como te han secuestrado durante 9 meses (quien dice 9 dice 10 porque hasta eso nos están recortando últimamente, de 3 meses de jornada continua a 2) y cuando al fin eres libre, no tienes cuerpo ni para comer. De dormir, tampoco hablamos, porque en el mejor de los casos si consigues dormir algo por la noche eres un privilegiado.

Otro cantar es si estás destinado en un cliente, en este caso, debes plegarte a los caprichos, la mayor par-te de las veces incomprensibles e improductivos, donde te preguntas, ¿quén me ha contratado? ¿Quién me paga? ¿Quiénes son mis compañeros?, puesto que mientras lees estas líneas u otras relativas a a la jornada estival, crees (y en parte tienes razón) que realmente ALTEN actua como un mero alquilador de personas y no te queda otra que agachar la cabeza y acatar lo malo de estar en ese caprichoso cliente y lo malo de ser un “externo”.

Y ojo, ten cuidado de que no te despidan antes del “disfrute” de la jornada reducida, no vas a ser compensado por las horas de mas, ni tan siquiera vas a recibir una palmada en la espalda, ni una palabra de agradecimiento, solo te espera pasar tus últimos días en la oficina, quizá sin ordenador, ignorado por tu manager y mirando al techo viendo como caen muy poco a poco cada segundo de tu vida.

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